viernes, 25 de diciembre de 2015

LOS CONDENADOS, EL AUXILIO SOCIAL, Y LA CARIDAD EN ARANJUEZ

Dedicado a María Luisa Nieto Fraile, que junto a la Asociación de la Glorieta del Clavel, de la que es su Presidenta, trabajan a diario en favor de los necesitados de su barrio y de Aranjuez en general.Mi reconocimiento a tus desvelos diarios y la humana y meritoria labor social que haces. 


Retrocedamos en el tiempo: a comienzos del siglo XX es posible encontrar una situación de penuria en gran parte de las capas sociales en la población española, semejante, sino igual, a la que hoy se vive en España, salvando las distancias. 

Entonces, como ahora, los poderosos imponían su ley, y el político, por ejemplo un Concejal en el Gobierno decidía si se tiraba abajo una Tienda-Asilo porque estaba ubicada cerca de un barrio de clase alta y “molestaba en ese escenario”. 

En esos días, Madrid como capital de España, tuvo centros de acogida y comedores sociales en diferentes puntos de la ciudad, y en pueblos como Aranjuez. La caridad era la principal cobertura de un país maltrecho por las heridas de la guerra y que estaba presente en la vida de los humildes. 

Entonces existía un comedor social donde la numerosa y menesterosa población acudía a diario en busca de un plato de comida caliente. Un lugar donde por diez céntimos, si es que podían llegar a plantar ese dinero encima del mostrador, se tenía derecho a retirar un plato de comida caliente que con toda dignidad y entrega preparaban caritativos voluntarios. El manjar caliente podía estar compuesto de: sopa, cocido, arroz, bacalao, chorizo, asaduras, patatas, comida modesta con la que poder subsistir día a día. Aquellos centros eran los llamados Asilos de la Caridad, y los comensales “los condenados”. Así lo recoge el periódico Alma Española el día 31 de enero de 1904. 


Pasada la Guerra Civil estos centros de caridad cambiaron su nombre pero no su filosofía. La posguerra, dura donde las haya, lleva al Gobierno de Franco a crear los llamados comedores de Auxilio Social de una España rota, lugares donde se concitaban muchos españoles, sin que afectase a los altos mandatarios del gobierno. Las clases sociales estaban desestructuradas, puesto que la guerra había hecho pobres a muchos de los que hasta entonces habían pertenecido a la clase media. 

Hay ejemplos vividos por aquellos jovencitos, hoy venerables ancianos, cuyos episodios tuvieron que afrontar junto a sus familias. Este es el testimonio de Anselmo Lindo. 
«Recuerdo el hambre que se pasaba, tal es así, que una triste cascara de naranja en la calle, si es que la veías, era un manjar. En la temporada de la remolacha se veía a la gente acudir a las inmediaciones de la Cuesta del Regajal, porque cuando venían los carros o camiones cargados con este vegetal, un vecino se subía rápidamente al vehículo, mientras los demás seguían al camión; el que estaba arriba, tiraba a los de abajo piezas de remolacha, hasta que el que conducía se percataba de la situación. Una remolacha era un verdadero lujo para la familia. Es obvio que su riqueza en azúcar resultaba muy necesaria en la casa por obvias razones. Se ha pasado mucha calamidad, muchas pobreza que ojala no se vuelva a conocer». 


En 1939 Mercedes Sanz Bachiller –viuda de Onésimo Redondo-, y el amigo de la familia Javier Martínez Bedoya, organizan en Valladolid una colecta y abren un comedor social para niños, llamado Auxilio de Invierno con el fin de paliar el hambre reinante. A continuación se reorganiza con el nombre de Auxilio Social, siendo atendido por las mujeres de la Sección Femenina. Aquellos comedores sociales, en el caso de Aranjuez, fueron cuidados correctamente por mujeres de esta organización dispuestas a ello, voluntarias que desarrollaron esta y otras tareas análogas. Purificación García López aporta diferentes datos sobre la estructura, medios y formación con los que contaba la Sección Femenina Local. 

Purificación defiende con énfasis, cómo los mandos femeninos, junto a su entonces responsable Pilar Primo de Rivera, viendo las necesidades y penurias que pasaba la población española en la posguerra, asumen esa altruista tarea. 

«Mucho antes de hacerse cargo el Gobierno, del Auxilio Social, ya estaban instalados los
comedores. Mi hermana estuvo sirviendo en los ellos junto conmigo, también era de la Sección Femenina. Porque entonces, aunque se trajo aquí los comedores con la ayuda del Ayuntamiento, no había gente para servir en ellos. En la Sección Femenina nos turnábamos cada día, aunque había cocineras, para servir en el comedor. Mi hermana tiene hoy ochenta y dos años, hablamos de hace unos sesenta. Es decir recién acabada la Guerra Civil. Aquí, como en todos los sitios, había mucha hambre». 

Otra de las mujeres que a lo largo de sus días desarrolló una labor importante al frente de los comedores del Auxilio Social y fue responsable de que a la población más necesitada no le faltase un plato de comida caliente fue, Carmen Coello García. 

Recuerda lo importante y vital que en aquellos momentos era tomar un plato de comida caliente al día, lo cual enlaza con los comienzos del Auxilio Social en las Escuelas Nacionales. Estas Escuelas estaban situadas en la calles Capitán, Gobernador y Almíbar, donde hoy está instalada la Universidad Felipe II. 


«Al comienzo estuvimos en las Escuelas. Había una Cocina de Hermandad, tres o cuatro comedores y oficinas del Auxilio Social. Solamente comían en ellos los niños y los ancianos, el resto de las personas iban con sus cacharros, había un mostrador en el que se les servía la comida y se lo llevaban a su casa. Eran incontables las comidas. Se llenaba el local porque había mucha necesidad. Solo se daba la comida al mediodía, excepto el día de Navidad que se daba también cena». 

Aquellas mujeres con mandiles blancos y el yugo y las flechas bordadas en el pecho, fueron las encargadas, en la medida de lo posible, de paliar algunas de aquellas penurias y triste situación. 

Corrían los años cuarenta cuando el Auxilio Social cambia de ubicación al Patio de Infantes, con puerta de calle a la Carrera de Andalucía, donde hoy está situada la Oficina de Turismo. Pagando por aquel local al propietario, el Consistorio ribereño, la cantidad de cincuenta pesetas al mes. También cambiaba de responsable, se marchaba Josefa Montero, para tomar Carmen la dirección de aquella difícil labor. 

Carmen recuerda como pasó a depender el Auxilio Social creado por la Sección Femenina, al Gobierno de la Nación, siendo a partir de aquellos momentos la Dirección Nacional responsable de tan difícil cometido. En este Real Sitio su responsable fue Santiago González Picó, notable médico del pueblo. 

«En una ocasión, a raíz de uno de los muchos escritos que se enviaban a la Delegación en
Madrid, donde siempre se ponía al final Por Dios, España y su revolución nacionalsindicalista, recibo un documento en que se me dice que a partir de ese momento, solo ponga al final del escrito: Dios guarde a V. muchos años. Posteriormente, recibimos en los comedores del Auxilio Social la importante visita de un responsable de la Delegación Nacional. En cierto momento de la visita, en la puerta de la calle, me dice este Señor que el Escudo que había de la Falange Española encima de la puerta de entrada tiene que sustituirse, por otro que solo anunciase Auxilio Social, además de un nombre. Me preguntó que cuál consideraba más oportuno, yo pensé que como no existía una institución con el nombre de San Fernando, nuestro Patrón, era el idóneo. Y así se llamó: Comedores San Fernando del Auxilio Social». 

El mantenimiento de aquellas instalaciones contaba con dos partidas de dinero, para la comida y mobiliario, alcanzando este ultimo la cantidad de cinco pesetas por persona al mes. Se recaudaba dinero a través de lo que se llamaba ficha azul, los que pagaban por medio de esta ficha eran instituciones y empresas de la localidad que lo hacían voluntariamente, con una aportación de mil pesetas. En la recta final de la existencia de Auxilio Social, las dos únicas entidades que siguieron pagando de forma voluntaria aquellas 1.000 pesetas fueron el Ayuntamiento ribereño y la fábrica de Experiencias Industriales. También se realizaban dos postulaciones al mes por bares y población de Aranjuez para recaudar fondos. Este dinero se enviaba a Madrid y la Dirección Nacional remitía después el necesario para este Real Sitio. El Auxilio Social en Aranjuez desapareció en junio de 1972. 

La realidad social de España desde hace años, es la vuelta a circunstancias semejantes a las que hacíamos referencia al inicio, es decir, de un empobrecimiento de la población que ha llevado a paliar la extrema necesidad básica mediante esta clase de comedores sociales; siendo la sociedad civil como por ejemplo ONG y asociaciones vecinales, las que afrontan esta tarea solidaria, como por ejemplo la Asociación Glorieta del Clavel que aglutina a 500 o 600 vecinos asociados, presidida desde hace quince años por la vecina María Luisa Nieto Fraile. Quienes conocen a esta gran mujer, pueden ver en ella la estampa de una persona sensible, solidaria, abnegada y dispuesta a hacer frente a situaciones de extrema necesidad de las gentes del barrio, con un alto sentido humanitario. 


Aunque María Luisa no quiere hablar sobre la actividad que lleva a cabo, pues su humildad y labor callada la impiden ensalzar esta tarea, se conocen las numerosas campañas que hace la Asociación en la población ribereña, sea cual sea el barrio o la zona. Desde hace cuatro años se ha incorporado la campaña de Navidad que facilita comida a doscientas familias necesitadas del barrio. Y desde hace dos se entrega a diario bolsas de comida a doscientas familias. Víveres que son donados a esta Asociación grandes superficies y particulares de la población ribereña, atendiendo a las diferentes peticiones que María Luisa les solicita. Y, como es obvio, a los pequeños de las familias, llegados los Reyes Magos, también se les entrega su regalo en esta entrañable fiesta de La Epifanía. Es un episodio más de la generosidad de esos “Reyes Magos” solidarios. Desde esta Asociación del conocido “Barrio de los Enanos” se envía también provisiones a la encomiable organización no gubernamental llamada BASIDA. 

María Luisa resume esta encomiástica labor con una frase que refleja su bondad: 
«Yo solo sé que cuando doy la voz de alarma, acude todo el pueblo de Aranjuez en nuestra ayuda. Tenemos un pueblo muy generoso y solidario».

Diciembre 2012





José Luis Lindo Martínez

Cronista Oficial de Aranjuez

El Rincón del Cronista





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por opinar en La Voz de Aranjuez