Dedicado a María Luisa Nieto Fraile, que junto a la
Asociación de la Glorieta del Clavel, de la que es su Presidenta, trabajan a diario en
favor de los necesitados de su barrio y de Aranjuez en general.Mi reconocimiento a tus
desvelos diarios y la humana y meritoria labor social que haces.
Retrocedamos en el tiempo: a comienzos del siglo XX es posible encontrar una
situación de penuria en gran parte de las capas sociales en la población española,
semejante, sino igual, a la que hoy se vive en España, salvando las distancias.
Entonces, como ahora, los poderosos imponían su ley, y el político, por ejemplo
un Concejal en el Gobierno decidía si se tiraba abajo una Tienda-Asilo porque estaba
ubicada cerca de un
barrio de clase alta y
“molestaba en ese
escenario”.
En esos días,
Madrid como capital de
España, tuvo centros de
acogida y comedores
sociales en diferentes
puntos de la ciudad, y
en pueblos como
Aranjuez. La caridad era la principal cobertura de un país maltrecho por las heridas de
la guerra y que estaba presente en la vida de los humildes.
Entonces existía un comedor social donde la numerosa y menesterosa población
acudía a diario en busca de un plato de comida caliente. Un lugar donde por diez
céntimos, si es que podían llegar a plantar ese dinero encima del mostrador, se tenía
derecho a retirar un plato de comida caliente que con toda dignidad y entrega
preparaban caritativos voluntarios. El manjar caliente podía estar compuesto de: sopa,
cocido, arroz, bacalao, chorizo, asaduras, patatas, comida modesta con la que poder
subsistir día a día. Aquellos centros eran los llamados Asilos de la Caridad, y los
comensales “los condenados”. Así lo
recoge el periódico Alma Española el día
31 de enero de 1904.
Pasada la Guerra Civil estos
centros de caridad cambiaron su
nombre pero no su filosofía. La
posguerra, dura donde las haya, lleva
al Gobierno de Franco a crear los
llamados comedores de Auxilio Social
de una España rota, lugares donde se
concitaban muchos españoles, sin que
afectase a los altos mandatarios del
gobierno. Las clases sociales estaban
desestructuradas, puesto que la guerra
había hecho pobres a muchos de los
que hasta entonces habían pertenecido a la clase media.
Hay ejemplos vividos por aquellos jovencitos, hoy venerables ancianos, cuyos
episodios tuvieron
que afrontar junto a
sus familias. Este es el
testimonio de
Anselmo Lindo.
«Recuerdo el
hambre que se
pasaba, tal es así, que
una triste cascara de
naranja en la calle, si es que la veías, era un manjar. En la temporada de la remolacha se
veía a la gente acudir a las inmediaciones de la Cuesta del Regajal, porque cuando
venían los carros o camiones cargados con este vegetal, un vecino se subía rápidamente
al vehículo, mientras los demás seguían al camión; el que estaba arriba, tiraba a los de
abajo piezas de remolacha, hasta que el que conducía se percataba de la situación. Una
remolacha era un verdadero lujo para la familia. Es obvio que su riqueza en azúcar
resultaba muy necesaria en la casa por obvias razones. Se ha pasado mucha calamidad,
muchas pobreza que ojala no se vuelva a conocer».
En 1939 Mercedes Sanz Bachiller –viuda de Onésimo Redondo-, y el amigo de
la familia Javier Martínez Bedoya, organizan en Valladolid una colecta y abren un
comedor social para niños, llamado Auxilio de Invierno con el fin de paliar el hambre
reinante. A continuación se reorganiza con el nombre de Auxilio Social, siendo atendido
por las mujeres de la Sección Femenina. Aquellos comedores sociales, en el caso de
Aranjuez, fueron cuidados correctamente por mujeres de esta organización dispuestas a
ello, voluntarias que desarrollaron esta y otras tareas análogas. Purificación García
López aporta diferentes datos sobre la estructura, medios y formación con los que
contaba la Sección Femenina Local.
Purificación defiende con énfasis, cómo los mandos femeninos, junto a su
entonces responsable Pilar Primo de Rivera, viendo las necesidades y penurias que
pasaba la población española en la posguerra, asumen esa altruista tarea.
«Mucho antes de hacerse cargo el Gobierno, del Auxilio Social, ya estaban
instalados los
comedores. Mi hermana estuvo sirviendo en los ellos junto conmigo,
también era de la Sección Femenina. Porque entonces, aunque se trajo aquí los
comedores con la ayuda
del Ayuntamiento, no
había gente para servir en
ellos. En la Sección
Femenina nos
turnábamos cada día,
aunque había cocineras,
para servir en el
comedor. Mi hermana
tiene hoy ochenta y dos
años, hablamos de hace unos sesenta. Es decir recién acabada la Guerra Civil. Aquí,
como en todos los sitios, había mucha hambre».
Otra de las mujeres que a lo largo de sus días desarrolló una labor importante al
frente de los comedores del Auxilio Social y fue responsable de que a la población más
necesitada no le faltase un plato de comida caliente fue, Carmen Coello García.
Recuerda lo importante y vital que en aquellos momentos era tomar un plato de
comida caliente al día, lo cual enlaza con los comienzos del Auxilio Social en las
Escuelas Nacionales. Estas Escuelas estaban situadas en la calles Capitán, Gobernador y
Almíbar, donde hoy está instalada la Universidad Felipe II.
«Al comienzo estuvimos en las Escuelas. Había una Cocina de Hermandad, tres
o cuatro comedores y oficinas del Auxilio Social. Solamente comían en ellos los niños y
los ancianos, el resto de las personas iban con sus cacharros, había un mostrador en el
que se les servía la
comida y se lo llevaban a
su casa. Eran incontables
las comidas. Se llenaba el
local porque había mucha
necesidad. Solo se daba
la comida al mediodía,
excepto el día de
Navidad que se daba
también cena».
Aquellas mujeres con mandiles blancos y el yugo y las flechas bordadas en el
pecho, fueron las encargadas, en la medida de lo posible, de paliar algunas de aquellas
penurias y triste situación.
Corrían los años cuarenta cuando el Auxilio Social cambia de ubicación al Patio
de Infantes, con puerta de calle a la Carrera de Andalucía, donde hoy está situada la
Oficina de Turismo. Pagando por aquel local al propietario, el Consistorio ribereño, la
cantidad de cincuenta pesetas al mes. También cambiaba de responsable, se marchaba
Josefa Montero, para tomar Carmen la dirección de aquella difícil labor.
Carmen recuerda como pasó a depender el Auxilio Social creado por la Sección
Femenina, al Gobierno de la Nación, siendo a partir de aquellos momentos la Dirección
Nacional responsable de tan difícil cometido. En este Real Sitio su responsable fue
Santiago González Picó, notable médico del pueblo.
«En una ocasión, a raíz de uno de los muchos escritos que se enviaban a la
Delegación en
Madrid, donde siempre se ponía al final Por Dios, España y su
revolución nacionalsindicalista, recibo un documento en que se me dice que a partir de
ese momento, solo ponga al final del escrito: Dios guarde a V. muchos años.
Posteriormente, recibimos en los comedores del Auxilio Social la importante visita de
un responsable de la Delegación Nacional. En cierto momento de la visita, en la puerta
de la calle, me dice este Señor que el Escudo que había de la Falange Española encima
de la puerta de entrada tiene que sustituirse, por otro que solo anunciase Auxilio Social,
además de un nombre. Me preguntó que cuál consideraba más oportuno, yo pensé que
como no existía una institución con el nombre de San Fernando, nuestro Patrón, era el
idóneo. Y así se llamó: Comedores San Fernando del Auxilio Social».
El mantenimiento de aquellas instalaciones contaba con dos partidas de dinero,
para la comida y mobiliario, alcanzando este ultimo la cantidad de cinco pesetas por
persona al mes. Se
recaudaba dinero a través
de lo que se llamaba ficha
azul, los que pagaban por
medio de esta ficha eran
instituciones y empresas
de la localidad que lo
hacían voluntariamente,
con una aportación de mil
pesetas. En la recta final
de la existencia de Auxilio Social, las dos únicas entidades que siguieron pagando de
forma voluntaria aquellas 1.000 pesetas fueron el Ayuntamiento ribereño y la fábrica de
Experiencias Industriales. También se realizaban dos postulaciones al mes por bares y
población de Aranjuez para recaudar fondos. Este dinero se enviaba a Madrid y la
Dirección Nacional remitía después el necesario para este Real Sitio. El Auxilio Social
en Aranjuez desapareció en junio de 1972.
La realidad social de España desde hace años, es la vuelta a circunstancias
semejantes a las que
hacíamos referencia al
inicio, es decir, de un
empobrecimiento de la
población que ha
llevado a paliar la
extrema necesidad
básica mediante esta
clase de comedores
sociales; siendo la
sociedad civil como por ejemplo ONG y asociaciones vecinales, las que afrontan esta
tarea solidaria, como por ejemplo la Asociación Glorieta del Clavel que aglutina a 500 o
600 vecinos asociados, presidida desde hace quince años por la vecina María Luisa
Nieto Fraile. Quienes conocen a esta gran mujer, pueden ver en ella la estampa de una
persona sensible, solidaria, abnegada y dispuesta a hacer frente a situaciones de extrema
necesidad de las gentes del barrio, con un alto sentido humanitario.
Aunque María Luisa no quiere hablar sobre la actividad que lleva a cabo, pues
su humildad y labor callada la impiden ensalzar esta tarea, se conocen las numerosas
campañas que hace la Asociación en la población ribereña, sea cual sea el barrio o la
zona. Desde hace cuatro años se ha incorporado la campaña de Navidad que facilita
comida a doscientas familias necesitadas del barrio. Y desde hace dos se entrega a
diario bolsas de comida a doscientas familias. Víveres que son donados a esta
Asociación grandes superficies y particulares de la población ribereña, atendiendo a las
diferentes peticiones que María Luisa les solicita. Y, como es obvio, a los pequeños de
las familias, llegados los Reyes Magos, también se les entrega su regalo en esta
entrañable fiesta de La Epifanía. Es un episodio más de la generosidad de esos “Reyes
Magos” solidarios. Desde esta Asociación del conocido “Barrio de los Enanos” se envía
también provisiones a la encomiable organización no gubernamental llamada BASIDA.
María Luisa resume esta encomiástica labor con una frase que refleja su bondad:
«Yo solo sé que cuando doy la voz de alarma, acude todo el pueblo de Aranjuez
en nuestra ayuda. Tenemos un pueblo muy generoso y solidario».
Diciembre 2012
José Luis Lindo Martínez
Cronista Oficial de Aranjuez
El Rincón del Cronista
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