martes, 19 de abril de 2016

Como Cagancho en Almagro

Ustedes recordarán cuando la actual Alcaldesa Moreno se auto erigió como concejal de Juventud, cuando en el discurso de investidura proclamó a los cuatro vientos que ella se hacía cargo del tinglao, como cuando el maestro vestido de luces dice ante el toro aquello de:  "¡Dejadme solo!"

El capote pesa mucho en la Maestranza, más aún en Las Ventas, pero si la faena no se toma en serio y el torero no está a la altura ni de Cagancho en Almagro, el capote se convierte en plomo incluso en la Bicentenaria de Aranjuez.

Dicen de aquel famoso torero de época que estuvo tan mal en aquella localidad de Ciudad Real que la gente quemó la plaza tras el sonoro fracaso.

Pero Moreno ni eso... se cortó la coleta antes de cualquier intentona de agradar al respetable más joven de Aranjuez. Tras conseguir el titular de rigor, apenas  terminado el paseíllo, dio la alternativa sin hacer ni una verónica a un novillero de su cuadrilla que algunos conocían por aquello del toreo de salón: David Estrada.

La concejalía de Juventud quedó en manos de un bisoño subalterno que lo único que había demostrado hasta la fecha era quedar bien en las tardes de domingo que no exigían demasiado... campañas de Juventudes Socialistas repartiendo condones, mesas informativas contra los tasazos universitarios (mientras se aliaban los de su partido con el rector Carrillo para cerrar en Aranjuez la CES Felipe II), vídeos con carita de pena pidiendo perdón por la gestión de ZP, etc.

La dupla de Moreno y Estrada,  de Estrada y Moreno, que como los Reyes Católicos (salvando los años luz de distancia) tanto montan como montan tanto, se reparten en Aranjuez el presente y el futuro del PSOE, pero sin saber muy bien qué hacer con la juventud de Aranjuez.

Los chavales están perdidos entre el botellón de la calle de la Reina y el desierto de actividades culturales que este gobierno tiene programado para ellos: La nada entre dos platos.

Lo mismo se emborrachan en locales alquilados de la Barraca de García Lorca como que se pelean en los bares de copas de la calle Almíbar o en la macro discoteca cuando las fiestas patronales.

Antes, estando en oposición, todo era más sencillo. Los toros se ven mejor desde la barrera. Hablaban de carencia de actividades dedicadas a la chavalería, pero ni el cine de verano, que con gran éxito se organizaba algunas noches estivales, sobrevivió a su faena.

Ahora ni siquiera abren Isabel de Farnesio los domingos ni en fiestas de guardar. Se dedican más bien, a lamerse las heridas entre pancartas del Tajo y de la Educación Pública, pero tras el nombre de los carteles, como en la copla de Francisco Alegre, hay realidades que ellos no quieren mirar.

Tras el mantra, tras el slogan, no logran enlazar ni cuatro capotazos seguidos con los que salvar la tarde...

- ¡Tranquilos, muchachos! ¡Dejadnos solos! - gritan tras el burladero de la incapacidad manifiesta y del miedo escénico.

¿No hay WIFI en el Farnesio desde hace casi un año? ¿No hay actividades
juveniles ni alternativas sanas? ¿En serio eso es cosa nuestra? ¿No hay recortes del PP a los que echar la culpa o alguna camiseta multicolor que vestir?

El traje de luces, el vestido de torear exige demasiado y no es posible escudarse vistiéndole en el colectivismo mal entendido para rematar la faena.

Las soluciones no llegan, los jóvenes alcoholizados, según vídeos que un servidor ha podido ver, interrumpen el descanso de los vecinos de uno de los barrios más céntricos de nuestra ciudad, pero a ese morlaco no parece querer nadie enfrentarle.

Vendrá la suerte de varas de las fiestas de San Fernando, y el tercio  de banderillas del Motín  y todos nos echaremos las manos a la cabeza si pasamos con el coche por la calle de la Reina y vemos allí concentrados a miles de chiquillos celebrando botellón. Pero siempre será mejor cerrar los ojos, vendárnoslos cual caballo de picador para no ver el negro horizonte que se abre frente a nosotros.

Tocarán los clarines y timbales de los comas etílicos, de los escándalos y de las peleas, pero ni Estrada ni Moreno, ni Moreno ni Estrada, se darán por aludidos y preferirán devolver a corrales el astado de la juventud ribereña sin ni siquiera haber intentado darle un pase de pecho.

Después, tras esto, escoltados por la Benemérita huirán de la plaza y al respetable solo le quedará quemarla, como en 1927 hicieron los almagreños, pero ya será demasiado tarde.

Nadie nos devolverá el dinero.





Javier Lindo Paredes

Concejal del Partido Popular




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