Ya es oficial y probado: el PSOE es el
partido más corrupto de la historia de Europa tras la sentencia del
caso de los EREs andaluces.
¿Y ahora qué? Ahora nada. Sánchez e
Iglesias, adalides en otro tiempo de la transparencia y de la lucha
contra la corrupción, viajaran a la cárcel de Lledoners en breve
para intentar convencer al golpista Junqueras de que bendiga el nuevo
gobierno comunista. Entre golfos anda el juego y aquí paz y después
gloria. A quién Dios se la de, San Pedro se la bendiga.
Llama la atención de la sentencia de
los EREs que ni una sola filtración a la prensa se haya producido,
máxime cuando la sentencia estaba escrita hace un mes y sólo un
problema informático (¡oh, casualidad!) impidió que los españoles
conociésemos las vergüenzas sociatas justo antes de ir a votar.
¿Hubiese cambiado el escenario electoral con esta sentencia encima
de la mesa? ¿Hubiese perdido Pedro Sánchez algunos diputados de
haberse sabido que su partido era el artífice de un entramado
corrupto que se gastaba el dinero de los parados andaluces en sus
cositas? Nunca lo sabremos.
Si tuvo mérito la victoria de la
derecha en Andalucía tras 40 años de reinado socialista fue
precisamente porque el PSOE andaluz había tejido una red de
corrupción con la que compraba voluntades a cambio de peonadas,
paguitas, ayudas, subsidios, salarios, favores, etc. Una tela de
araña que repartió, que se haya podido probar, casi 700 millones de
euros entre muchos.
A diferencia del clan de los Pujol, que
robaron a espuertas a los catalanes, en vez de lucrarse la élite, en
Andalucía se ejercía la corrupción al pormenor y aunque todos lo
sabían, todos callaban.
Llama poderosamente la atención que
los mayores casos de corrupción que han azotado España provienen de
las comunidades autónomas y sería interesante plantearnos el por
qué. EREs andaluces, Gurtel y Púnica en Valencia y Madrid, Caso
Pujol y 3 por ciento en Cataluña y un largo etcétera nos dan la
pista de que las Autonomías y su gestión son un pozo negro sin
fondo del que es fácil que un partido o descuideros de medio pelo
consigan sacar rédito económico. El control presupuestario sobre
las 17 autonomías españolas debería ejercerse con mayor
intensidad.
Volviendo a Andalucía, es una burla
absoluta que la región de España con más paro estructural junto a
Extremadura, ambas socialistas por tradición, se gastase el dinero
que supuestamente debía ayudar a personas sin trabajo en putas y
cocaína, en saraos sindicales y en estómagos agradecidos.
Como ejemplo destacable, recordemos a
aquel sindicalista, el camarada Lanzas, del que su madre decía
cuando le detuvo la Guardia Civil: “Mi hijo tiene dinero pa´ asar
una vaca” y efectivamente lo tenía. La amable señora de su hijo a
la semana la nada desdeñable cifra de 20.000 euros. Dinero que él
trincaba gracias a la trama andaluza que ayer se juzgó.
Pero no todo está perdido. Hay cosas
que en España funcionan todavía. Es el caso de una juez heroica,
Mercedes Alaya, que pese a las presiones del PSOE, al boicoteo
sistemático de la Junta de Susana Díaz y a las calumnias, consiguió
instruir un caso que ha sentado en el banquillo a 2 presidentes
socialistas y a más de 500 altos cargos pringados hasta el corvejón.
Personas como ella, o como el juez
Llarena, hacen que algunos aún creamos en la Justicia Española.
Por eso se hace necesario, como
elemento regenerador, recuperar la independencia judicial prostituida
desde 1985. Ese año, otro socialista andaluz, otro cuyo hermano fue
condenado por fraude fiscal, Alfonso Guerra, declaró que gracias a
la reforma de la Ley del Poder Judicial que su partido acaba de
promulgar, Montesquieu había muerto y la independencia de los jueces
con él. Y lamentablemente llevaba razón.
Pero miremos al futuro... si la Moción
de Censura de Mariano Rajoy se produjo, según Sánchez e Iglesias,
porque el PP era un partido corrupto que no podía seguir ni un
minuto más en la Moncloa, ambos líderes deberían tentarse la ropa
antes de formar gobierno tras esta sentencia si no quieren quedar
moralmente desacreditados para hablar a los demás de limpieza
democrática y lucha contra la corrupción política.
Claro está que Sánchez, tahúr
profesional, hará de la necesidad virtud y apuntará con el dedo a
Susana Díaz, su enemiga íntima, forzándola de una vez a dimitir de
sus responsabilidades al frente del PSOE andaluz. Suena como recambio
la que ahora es su Ministra de Hacienda: Marisu Montero, cuyo bagaje
a cargo de la consejería de sanidad y de hacienda andaluzas no puede
ser más catastrófico tras el escándalo de las vacunas de la gripe
desaparecidas o de las listas de espera quirúrgica adulteradas. Con
estos bueyes hay que arar.
A Sánchez no le salpicará en absoluto
el escándalo, él pasaba por ahí y ayer su escudero, Ábalos,
declaró vergonzosamente que para nada el PSOE había sido juzgado y
que el caso de los EREs no había beneficiado a su partido. La
sentencia únicamente afectaba a cuatro amiguetes que por lo visto no
eran ni socialistas. Eran misioneros combonianos.
Tras el robo del oro del Banco de
España en la Guerra Civil por parte de los socialistas Indalecio
Prieto y Juan Negrín, tras los gobiernos corruptos de Felipe
González y tras la sentencia de los EREs, se puede afirmar, como
dijo Santiago Abascal en Vistalegre, que la historia criminal del
PSOE es una realidad. Sin embargo, la derecha actual no ha levantado
la voz y guarda un pavoroso silencio. Nada sabemos del líder de la
Oposición, Pablo Casado, desde el domingo electoral.
Esperemos que la Derecha política
despierte y reaccione ante esta gravísima situación, pues a puertas
de que se consume el primer Gobierno comunista-separatista de la
Democracia, no podemos permitirnos más silencio por parte de los que
defendemos la Constitución ante los atropellos y tropelías del
Corrupsoe. Ya está bien.
Javier Lindo Paredes
Javier Lindo Paredes