Aranjuez ha contado a lo largo de la historia de la población con
pasos subterráneos, llamados comúnmente pasadizos o túneles. Se tiene
constancia en esta ciudad de los llamados pasos inferiores, pasadizos o
túneles en puntos de la población, y aunque en la actualidad se consideran una
leyenda aún existen físicamente, estos se encuentran cortados por
edificaciones o malas actuaciones en las calles y avenidas principales de Aranjuez.
Cuando se construye en el siglo XVI el Palacio Real de Aranjuez,
se hacen también pasos subterráneos, posiblemente para facilitar la salida
de los monarcas ante determinada contingencia. También las casas de
jornada o palacios de la nobleza se construían para estar presentes en las
jornadas reales especialmente en primavera; al construir sus palacios o casas
también construyeron túneles que forman un tejido en la ciudad tal como se
puede ver en el plano y en los documentos fotográficos.
Por este entramado bajo el suelo del Real Sitio de Aranjuez, podía
circular carruajes de tamaño medio o ir andando. En el plano contrastado,
podemos ver el recorrido de los túneles, que partiendo del Palacio Real
subía por la calle Valera, con dos pequeños ramales a las Casas de Caballeros y
Oficios; desde la calle Valera el túnel entraba al Palacio de Bayo– y
concluía en el Palacio del Real Deleite. Desde aquí partía otro túnel que
pasaba por delante de la Plaza de Toros en dirección al Real Convento de San Pascual,
pero antes de llegar a la iglesia, salía un ramal que bajaba por la calle del
Capitán Félix Angosto Gómez-Castrillón para concluir a la altura del mirador del
Palacio de Osuna. Del mismo túnel continuaba otro ramal por la calle del Rey
llegando a la calle del Príncipe, continuaba hasta la Iglesia de Nuestra Señora
de las Angustias. Este nuevo túnel recorría la calle del Príncipe y llegaba hasta
el Palacio Real.
Por estas calles más selectas de Aranjuez como por ejemplo del Príncipe,
de las Infantas, Capitán, Rey, Almíbar, etcétera, se encontraban palacios y
casa de nobles como el Palacio del Duque de Medinaceli, las Cocheras de
la Reina Madre o Centro Cultural Isabel de Farnesio, la Casa del Marqués de la
Frontera, los Palacios del Duques de Osuna, del Marqués del Llano, del Duque de
Alba, de la Condesa de Guaqui, etcétera. Los túneles de las calles de las
Infantas y del Príncipe concluían en el Palacio Real.
Aunque hay constancia de que el Palacio Real es el punto esencial
de estos túneles, grandes o pequeños, y aunque intuimos cuál es su distribución y estado actual, entendemos que por motivos de seguridad debamos permanecer
en silencio para salvaguardar ciertos detalles. Están construidos de los mismos
materiales que los ya referidos, ladrillo cocido, almendrilla, piedra de
Colmenar, etcétera.
En algunos de estos túneles el ancho de un pilar de la galería
ascendía a cincuenta y dos cm, y el de la piedra de Colmenar, a cincuenta y
cuatro. La distancia de un pilar a otro es de cinco metros. En cuanto a la
altura desde el arranque en las propias losas de piedra del piso hasta el
inicio de la bóveda, es de un metro cincuenta y cinco centímetros, pero el alto
total es algo más de dos metros
cincuenta centímetros. El ancho total es de tres metros. Las losas de piedra de
Colmenar del piso son de cincuenta y seis por cincuenta y seis.
El piso está muy bien construido, y se encuentra a unos cuatro
metros de la superficie, y posee en los laterales, bocanas en rampa dirigidas
al exterior.
Nos pusimos en contacto con el Archivo General de Palacio e
hicimos
las consultas pertinentes para saber si
existían expedientes específicos sobre estas construcciones en el Palacio de
Aranjuez, pero fue negativa la consulta. Sin embargo, el Palacio Real de
Madrid, si tiene documentados y descritos sus túneles y pasos inferiores.
Respecto a las Casas de Caballeros y Oficios, que según datos que
poseemos de cuando se levantó el asfaltado que atravesaba desde la calle de San
Antonio, Plaza de Parejas hasta la doble alineación de plátanos en la Avenida de Palacio, ubicados en el lienzo o brazo Sur del Palacio Real,
se pudo comprobar que en dichas obras se rompió el túnel que discurría desde el
propio Palacio Real hasta el Deleite. Además afloraron dos túneles: uno que
venía de la Casa de Oficios y otro de la Casa de Caballeros, a los que ya hemos
hecho mención.
Además de estos túneles que pudimos observar en superficie y luego
interiormente, como los de las calles
del Rey y Capitán con la Avenida del Príncipe, estudiamos en el año 2006 los
túneles de los Cuarteles de las Guardias Walonas y Españolas con la finalidad
de presentarlo al año siguiente en el Congreso del Instituto de Estudios
Históricos del Sur de Madrid “Jiménez de
Gregorio”.
Ambos túneles tenían como dirección entre sí y final el Palacio
Real de Aranjuez. En otras obras realizadas en la Plaza de San Antonio cuando
se urbanizó en los años noventa del siglo pasado, se pudo observar un túnel que
iba desde el centro de la plaza hasta el interior de la Casa de Oficios.
No están en este entramo urbano los túneles de las posesiones como
el Palacio de Bayo, la Casa de Gándara, el Palacio del Marqués de Salamanca, el
Palacete de Oñate y la Casas de las Brasas o de los Fogones), y otras posesiones que comunicaban con el Palacio
Real.
Existían dos clases de túneles, el que el personal del servicio de
los nobles podía discurrir andando, y los túneles que por sus dimensiones
permitían que se desplazaran los carruajes; estos tenían unos tres o cuatro
metros de alto por otros tantos de ancho, eran abovedados y forrados de
ladrillo rojo cocido o de gramil, con apoyaturas en piedra de Colmenar; en algunos
casos el piso estaba solado con la citada piedra de Colmenar, y otros de
adoquín. Por aquí podía discurrir un carruaje tipo pequeño-medio con cochero. Para
alumbrarse a lo largo de estos pasos o túneles se utilizaban antorchas de
brea sujetas en antorcheros que se encendían antes de que el señor pasase en su
carruaje, ya fuese el recorrido entre casas de nobles, o hasta el Palacio Real de Aranjuez.
Existen túneles que cruzan la población sin interferir el conocido
Canal de las Aves, pero estos pasos subterráneos no estaban destinados al paso
de carruajes sino para ir andando. Estos
túneles fueron utilizados posteriormente en la segunda década de los años
veinte del siglo pasado –siendo Alcalde de Aranjuez Deodoro Valle– para
desagües o para acometer tuberías de sección grande para las conducciones de
agua potable que se instalaron en aquellos años de la Alcaldía de Valle;
pudiéndose caminar encorvado a duras penas por la dificultad de la enorme
tubería.
También existieron otros túneles a modo de refugio durante la
Guerra Civil Española. Por ejemplo, en la zona de “El Cerrillo”, comprendido en
las calles del Gobernador, Capitán Manuel Fernández Montesinos, Abastos y del
Foso. Éste tenía un total de cinco entradas. Otro refugio estaba ubicado, en
esta última calle, en la conocida Casa Grande; nada más traspasar el umbral del
portalón a mano derecha, encontramos hoy una vivienda que fue el Cuerpo de
Guardia y que por muchos años habitó la casera. Tenía una cueva que se
proyectaba en L, albergando en su interior en tiempos de la Guerra Civil a
chicos y mayores como refugio para guarecerse ante los bombardeos.
La Casa Grande está relacionada con la Casa del Barco, ambas
situadas en el mismo barrio de la calle del Foso, ya que, durante la Guerra
Civil, los vecinos de la primera se resguardaron en los cinco refugios que tuvo
la segunda de estas Casas, es decir, la del Barco. También se construyeron
refugios desde el interior del Ayuntamiento hasta el centro de la Plaza de la
Constitución –por debajo del Rey Alfonso XII–.
Se trató de construir otro refugio en la entrada del Jardín de
Isabel II por la calle de la Gobernación, hasta el centro del jardín, donde
queda situada la estatua de la Reina Isabel II niña.
Pero todos estos refugios fueron parte de una situación bélica, y
nada tienen que ver con los construidos desde los tiempos antiguos por los
propietarios de las posesiones o lugares neurálgicos de la Corte con la Corona
o Palacio Real de Aranjuez.
Es parte del Patrimonio Histórico Inmueble que hoy permanece
abandonado y que bien pudiera recuperarse en buena parte con proyección
turística.
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