Desde la formación del Consistorio hasta la llegada la
contienda civil, como se puede constatar en las fotografías de la época, la
imagen de Jesús de Medinaceli era paseada en solemne procesión y en andas por
vecinos de la población.
Pero fue destruida durante la contienda civil española y se
hizo necesario construir una nueva. Miguel relata al respecto lo siguiente:
«La talla de Jesús de Medinaceli fue un encargo y compra de
Abelardo Navarro y su esposa Paquita en los años cincuenta. Su mujer le propuso
comprar una imagen de Jesús, como la del pueblo de esta señora.
Entonces llegó al escultor y le dio una fotografía con la
imagen de Jesús, igual que el de Alcázar de San Juan, con el encargo de
realizar una copia exacta de la que existe en el Convento de los Trinitarios de
aquella ciudad. Ellos tenían el pensamiento de costearla en su totalidad, pero
al final pagaron 12.000 pesetas, y mi familia y yo pagamos 584, y el resto se
recogió mediante colecta.
En efecto, hacia 1953 llegó a Aranjuez el matrimonio
compuesto por Abelardo Navarro y Paula Francisca García Simón, conocida como
Paquita. Observaron nada más llegar a Aranjuez que en los tradicionales viernes
de visita a Jesús de Medinaceli la gente se marchaba a Madrid, fue entonces cuando
Paquita propuso a su esposo adquirir una réplica de esta talla de la que ella
era muy devota.
«Mira, por qué no compramos una imagen de Jesús como la que
hay en Alcázar.
Le dimos una fotografía al escultor valenciano José María
Ponsoda de la imagen de Jesús que existe en Alcázar, y todo los meses le fuimos
entregando dinero hasta un total de 12.000 pesetas que le pagamos. Cuando llegó
el momento de traerle, se le comunicó al sacerdote D. Paulino que íbamos a
traer la imagen a la iglesia, para hacer sitio donde colocarle, pero nos dijo
que no había. Fue entonces cuando mi esposo se incomodó con D. Paulino, y dijo
que llevaría la imagen de Jesús a la iglesia más humilde donde la recogiesen.
Finalmente, tras muchos inconvenientes se quedó en Alpajés,
aunque él pretendía situarla en San Pascual. Para el mantenimiento de los
hábitos y peluca íbamos continuamente a limpiarlos a Madrid.
La talla la hicieron en Valencia, en los estudios de
escultura de José Mª. Ponsoda Bravo, sito en la plaza de San Lorenzo nº 2; en
estos mismos estudios fue restaurada la imagen de Nuestra Señora de los
Desamparados, de los desperfectos que sufrió durante la Guerra Civil».
La imagen en cuestión es una reproducción de Nuestro Padre
Jesús Nazareno y representa la escena bíblica del «ECCE HOMO»; mide 170 cm,
tiene un ancho de codo a codo de 55 cm y desde el codo al dedo índice de la
mano 45 cm, descansando de pie sobre una sencilla peana de 15 cm. Tallada con
pormenores anatómicos, están especialmente cuidadas las partes que van a ser
expuestas a su veneración: cabeza, manos y pies.
Sus características esenciales son: cabellos al natural,
rostro sereno y dolorido, boca entreabierta y barba corta. Los brazos
articulados por los codos, para facilitar ser vestido, un leve sudario almidonado
cubre sus caderas y hace que caiga con gracia su túnica bordada en oro.
Esta imagen sigue la tradición de aquellas otras imágenes
religiosas, auténticos maniquíes que datan del siglo XVIII y cuyas
articulaciones facilitan la tarea de colocarles ropa encima.
Este es el caso de la imagen de Jesús Nazareno y en cierta
medida de la Patrona de Aranjuez.
Por otra parte, se puede observar que en la imagen ribereña
no sucede lo mismo que en muchas otras esculturas, donde la imagen de Jesús
Nazareno se presenta con la cruz en el hombro izquierdo y la mano derecha
libre.
«Conocemos también que esta composición era utilizada para
que de una forma mecánica, la mano derecha sirviera para dar la bendición a los
fieles congregados en las plazas públicas. Hoy en día, esta teatralidad está
desechada en las recientes composiciones artísticas, si bien, hay algunas
localidades que, de forma ancestral, la siguen conservando, utilizando sus
antiguas imágenes [entre otras, ciertos Pasos de Málaga capital]».
En la recaudación del dinero para terminar de pagar la
imagen ribereña, colaboraron con Miguel, Rafael Díez y Martín Amo. El primero
asegura que aunque hubo casos de generosidad por parte de algunas personas, a
pesar de su situación agobiante, otras personas pudientes de la población no se
comportaron igual.
«Fuimos pidiendo a la gente, hasta llegar a recaudar 3.832
pesetas. Recuerdo que hubo una persona solamente que dio en aquella época
(1958) quinientas pesetas; era mucho dinero, y me dijo: Toma y que no se entere
nadie, ni mi hija. Pero es que muchos no te daban más de cinco duros, aunque
tenía dinero era gente muy roñosa».
Según Paquita, los escapularios de la imagen, porque tuvo al
menos dos, fueron bordados por las monjas del Colegio del Convento de San
Pascual y otro le enviaron las monjas de clausura de Alcázar de San Juan.
Miguel y sus hermanas pagaron la tela morada de moaré, con los flecos de oro
para la repisa de la iglesia, el embalaje y los portes desde Valencia. Abelardo
y su esposa le compraron una túnica sencilla, los cordones y la peluca de pelo
artificial. Las monjas de San Pascual confeccionaron la primera túnica de
terciopelo bordada e hicieron, bordado, el Estandarte.
Posteriormente, los rayos que aun se le colocan por detrás a
Jesús Nazareno, los donó Emilio González y su hermana Petra.
«La túnica que llevaba Jesús aquel primer año nos la dejaron
los Padres Capuchinos de Madrid. Aquella túnica era del Jesús de Medinaceli de
Madrid. Otro año me dejaron otra que parecía el capote de un torero, hasta que
por fin pudimos comprarle una buena. Esa se hizo por la Monjas de San Pascual.
Compramos la tela, el oro en cinco o seis mil pesetas. Y después las monjas le
hicieron otra. Además nos hicieron bordado el Estandarte. Y los varales del mismo
son de plata, y eran de la Hermandad de las Hijas de María; estos son muy
antiguos, de antes de la Guerra Civil».
El Estandarte fue restaurado el año 2000, costando la
cantidad de 203.000 pesetas, como refleja el balance económico de la Hermandad.
Según Paquita, hacia 1958, la imagen de Jesús el Nazareno
salió en procesión
portada en andas. Eso le recuerda cómo se lleva a cabo en la
población de Alcázar de San Juan donde anteriormente había residido, portando
allí una imagen similar treinta costaleros. En cuanto a la carroza, ésta se
compró por suscripción popular y salió en procesión por primera vez en el año
1961.
«Como no había dinero, no tenía candelabros. Hacer la
carroza nos costó 46.000 pesetas. Y salió en procesión en el año 1961, se
construyó con madera procedente de los árboles de Aranjuez. Todo fue basándose
en donativos.
Entonces, para sacar el dinero de la carroza, hicimos unas
capillas con unas huchas en las panaderías y locales comerciales, y poníamos la
imagen de Jesús y la gente echaba veinte, treinta céntimos. Todos los meses
íbamos los tres a abrir las huchas, contábamos el dinero y lo depositábamos en
la cuenta».
Otro medio de recaudación para contribuir a la adquisición
de la carroza fue la venta de velas llevada a cabo por Paquita y demás
ribereñas cercanas a la Hermandad, así como la instalación de huchas que el
propio Abelardo había realizado y dispuesto al lado de la imagen. Llegado el
domingo, se reunían en casa del capitán Domínguez, entonces Hermano Mayor de la
Cofradía para realizar el recuento de lo recaudado.
Como conclusión a todo lo que aconteció y dispuso el
matrimonio compuesto por Abelardo y Paquita tras la adquisición de la imagen de
Jesús, los ribereños cercanos a esta Hermandad, propusieron que Abelardo
Navarro fuese Hermano Mayor. De no ser así, pues que ostentase otra
representación dentro de la Archicofradía; aspecto que desde un principio
Abelardo declinó ostentar, pues según su esposa, nunca añoró tener cargo
alguno, ya que el objetivo se había conseguido.
Extraído del libro "Una Historia de Pasión" - José Luis Lindo - 2004
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