Ustedes
recordarán cuando la actual Alcaldesa Moreno se auto erigió como concejal de
Juventud, cuando en el discurso de investidura proclamó a los cuatro vientos
que ella se hacía cargo del tinglao, como cuando el maestro vestido de luces
dice ante el toro aquello de: "¡Dejadme solo!"
El
capote pesa mucho en la Maestranza, más aún en Las Ventas, pero si la faena no
se toma en serio y el torero no está a la altura ni de Cagancho en Almagro, el
capote se convierte en plomo incluso en la Bicentenaria de Aranjuez.
Dicen
de aquel famoso torero de época que estuvo tan mal en aquella localidad de
Ciudad Real que la gente quemó la plaza tras el sonoro fracaso.
Pero Moreno
ni eso... se cortó la coleta antes de cualquier intentona de agradar al
respetable más joven de Aranjuez. Tras conseguir el titular de rigor, apenas terminado el paseíllo, dio la alternativa sin
hacer ni una verónica a un novillero de su cuadrilla que algunos conocían por
aquello del toreo de salón: David Estrada.
La
concejalía de Juventud quedó en manos de un bisoño subalterno que lo único que
había demostrado hasta la fecha era quedar bien en las tardes de domingo que no
exigían demasiado... campañas de Juventudes Socialistas repartiendo condones, mesas
informativas contra los tasazos universitarios (mientras se aliaban los de su
partido con el rector Carrillo para cerrar en Aranjuez la CES Felipe II),
vídeos con carita de pena pidiendo perdón por la gestión de ZP, etc.
La
dupla de Moreno y Estrada, de Estrada y Moreno,
que como los Reyes Católicos (salvando los años luz de distancia) tanto montan
como montan tanto, se reparten en Aranjuez el presente y el futuro del PSOE, pero
sin saber muy bien qué hacer con la juventud de Aranjuez.
Los
chavales están perdidos entre el botellón de la calle de la Reina y el desierto
de actividades culturales que este gobierno tiene programado para ellos: La
nada entre dos platos.
Lo
mismo se emborrachan en locales alquilados de la Barraca de García Lorca como
que se pelean en los bares de copas de la calle Almíbar o en la macro discoteca
cuando las fiestas patronales.
Antes,
estando en oposición, todo era más sencillo. Los toros se ven mejor desde la
barrera. Hablaban de carencia de actividades dedicadas a la chavalería, pero ni
el cine de verano, que con gran éxito se organizaba algunas noches estivales,
sobrevivió a su faena.
Ahora ni
siquiera abren Isabel de Farnesio los domingos ni en fiestas de guardar. Se
dedican más bien, a lamerse las heridas entre pancartas del Tajo y de la
Educación Pública, pero tras el nombre de los carteles, como en la copla de
Francisco Alegre, hay realidades que ellos no quieren mirar.
Tras el
mantra, tras el slogan, no logran enlazar ni cuatro capotazos seguidos con los
que salvar la tarde...
-
¡Tranquilos, muchachos! ¡Dejadnos solos! - gritan tras el burladero de la
incapacidad manifiesta y del miedo escénico.
¿No hay
WIFI en el Farnesio desde hace casi un año? ¿No hay actividades
juveniles ni
alternativas sanas? ¿En serio eso es cosa nuestra? ¿No hay recortes del PP a
los que echar la culpa o alguna camiseta multicolor que vestir?
El
traje de luces, el vestido de torear exige demasiado y no es posible escudarse vistiéndole
en el colectivismo mal entendido para rematar la faena.
Las
soluciones no llegan, los jóvenes alcoholizados, según vídeos que un servidor
ha podido ver, interrumpen el descanso de los vecinos de uno de los barrios más
céntricos de nuestra ciudad, pero a ese morlaco no parece querer nadie
enfrentarle.
Vendrá
la suerte de varas de las fiestas de San Fernando, y el tercio de banderillas del Motín y todos nos echaremos las manos a la cabeza si
pasamos con el coche por la calle de la Reina y vemos allí concentrados a miles
de chiquillos celebrando botellón. Pero siempre será mejor cerrar los ojos, vendárnoslos
cual caballo de picador para no ver el negro horizonte que se abre frente a
nosotros.
Tocarán
los clarines y timbales de los comas etílicos, de los escándalos y de las peleas,
pero ni Estrada ni Moreno, ni Moreno ni Estrada, se darán por aludidos y
preferirán devolver a corrales el astado de la juventud ribereña sin ni
siquiera haber intentado darle un pase de pecho.
Después,
tras esto, escoltados por la Benemérita huirán de la plaza y al respetable solo
le quedará quemarla, como en 1927 hicieron los almagreños, pero ya será
demasiado tarde.
Nadie nos
devolverá el dinero.
Javier Lindo Paredes
Concejal del Partido Popular
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