VII. UN VIEJO PROBLEMA Y LA SOMBRA DE LA GUERRA CIVIL
Año y medio después, Alonso Peral
volvía a dirigir los destinos del Consistorio,
viejos problemas volvían a
reverdecer, como era el de los Monumentos de S.M. El Rey Alfonso XII y del Sagrado
Corazón de Jesús.
Pero en cuanto a este punto –traído
a colación en la sesión del 10 de junio de 1936– el alcalde no hizo
comentario alguno, posiblemente para no crear conflictos ante la acusación que pesaba sobre él
desde su anterior etapa, tachándole poco menos que de ineficaz. Posiblemente,
confundían su prudencia y sensatez, con la ineficacia.
Otra vez era Arminio quien
llevaba la voz cantante de las proposiciones del Frente Popular. El alcalde,
lacónicamente contestaba que se haría lo que el Ayuntamiento acordase. Todos
los concejales presentes se adhieren a las peticiones del Frente Popular; y en
consecuencia y por unanimidad se acuerda que se dé la satisfacción que pide
dicho Frente Popular. Guzmán expuso que se debía de resolver sobre dónde se
colocaría la estatua del Rey Alfonso XII una vez que se quitase de su sitio. Y
Arminio, como solución, indicó que se guarde en los Almacenes Municipales; y
en cuanto a la otra, o sea, la del Corazón de Jesús, que se entregue al Sr.
Cura párroco para que haga de ella lo que estime más conveniente, dentro de su
jurisdicción. Pero Guzmán hizo la maldita pregunta: ¿se puede o no
quitar?
Ruiz Lozano y Arminio,
solicitaban asistencia técnica del Secretario Puerta del Amo, buscando solución
–a este correoso problema que les traía por la calle de en medio–, aunque
Puerta poco les podía aportar, sino lo que ya sabían: hacer lo que marcase la
ley dándose conocimiento a los posibles interesados.
Ante esta situación, Arminio
propuso al Pleno que con respecto a la estatua de Alfonso XII se ponga anuncio
por quince días o por el plazo que la ley determine, haciéndolo saber al
vecindario por si alguien quiere reclamar, y con relación a la del Corazón de
Jesús que se le notifique al Sr. Cura a los mismos efectos. El Pleno, a
pesar de algunos disentimientos, mostraba su conformidad con la terminante
propuesta de Arminio. Enseguida Guzmán preguntó si una vez retirada la
estatua de Alfonso XII, se pone el
busto de Pablo Iglesias. Pero este asunto, se dejó en suspenso a fin de
resolverlo en un momento oportuno.
El 10 de julio –ocho días antes
de comenzar la Guerra Civil– en el Pleno presidido por Alonso Peral, nos
encontramos con la respuesta del Cura-Ecónomo, Isidro de Miguel López, a la
notificación que le había hecho llegar el Consistorio, tras el acuerdo tomado
por la Corporación de desplazar el monumento del Corazón de Jesús de la vía
pública con la urgencia posible, decisión que según el Párroco lesionaba
los derechos adquiridos. De Miguel, hacía valer la confirmación de la sentencia
que a su favor le había otorgado el Tribunal Supremo, decisión que el
Consistorio no había apelado, y que por lo tanto era firme e irrevocable.
Amparándose en la justicia, De Miguel solicitó se paralizase la vulneración que
se iba a cometer.
La Alcaldía había solicitado
también a los servicios jurídicos un informe con respecto a este asunto
planteado por el Párroco; el dictamen recibido por el Consistorio proponía a la
Alcaldía que se accediese a lo solicitado por el sacerdote De Miguel López. No obstante,
debería resolverlo como procediese y estimase en justicia. Aun cuando esto último
atentaba contra los intereses del párroco, los ediles Sixto, Gurumeta y Pedraza
insistían en que debía de realizarse lo acordado en el Pleno, a pesar de la sentencia.
VIII. GUERRA CIVIL Y DERRIBO DEL MONUMENTO
No hubo tal justicia pues, a
través de las fuentes orales podemos acercarnos a ciertos acontecimientos
lamentables. Según Miguel, vecino de Aranjuez: La noche del día 22 de julio,
el templo parroquial de Alpajés fue destruido por un incendio provocado
intencionadamente. Todo quedó destruido; las imágenes, altares, ropas, objetos
de culto y el archivo parroquial fueron pasto de las llamas. También esa misma noche
fue destruido el monumento al Sagrado Corazón de Jesús.
Respecto a la caída de este monumento,
Luis Tejedor, vecino de Aranjuez dejaba ciertos datos de valioso interés en
unas páginas escritas nunca publicadas. Así nos relata el suceso: Durante su
inauguración fue administrada a muchos niños el Sacramento de la Confirmación.
Entre ellos estábamos mi hermana y yo. Fue destruido en 1936 y sus fragmentos
(menos la cabeza que fue sañudamente machacada), se conservan en Alpajés, en
una Capilla situada según se entra en el Templo, a la izquierda.
Pero hubo más vecinos del pueblo
que presenciaron el derribo del Monumento al Sagrado Corazón de Jesús:
Dos vecinas que como condición sine
qua non, solicitan que se omitan sus nombres, y que son políticamente antagónicas,
llegan a la misma conclusión: Aquí todo el mundo nos conocíamos, sabíamos
quién era fascista o rojo. Felipa, que así quiere ser
citada, refiere que desde que
tenía uso de razón, en el seno de su familia se vivió por y para los ideales de
la República. Entonces Aranjuez estaba muy politizado. Hoy aquellos
fuertes sentimientos políticos han pasado a ser, si no recuerdos, sí episodios
de una vida más triste que alegre, los que le toco vivir. Hoy, rodeada de su
numerosa familia, sólo quiere vivir en paz los días que le resten.
En aquella época, Felipa tenía
una misión muy concreta, a pesar de sus creencias políticas: limpiar y arreglar
el Monumento del Sagrado Corazón de Jesús:
Aquel día era ya al atardecer,
salía por la puerta de la sacristía de la iglesia de Alpajés y me iba para casa antes de
que fuera más tarde, porque estábamos ya en guerra y no podíamos andar a ciertas
horas por ahí..., cuando veo alrededor del Monumento mucha gente, y cinco hombres
estaban poniendo unos alambres largos y maromas amarrando a Jesús.
Quisieron
echarle abajo tirando de ellos pero no pudieron... Entonces... recuerdo que cuando me
acerqué un poco más ví que los alambres y cuerdas las estaban atando al carro con un par
de mulas a la vez que las arreaban en dirección a la calle del Príncipe abajo... fue
cuando Jesús cayó y se partió en tres partes... Intentaron echar los pedazos al carro, pero
como pesaban mucho, no pudieron, y solamente se llevaron la cabeza y la tiraron al
río en el centro del puente de Barcas.
Alejandro Lerroux –escritor y
político en los años de la República– reseña en La pequeña historia, con
respecto a los ataques sistemáticos sufridos por la iglesia que:
La iglesia
no había recibido con hostilidad a la República. Su influencia en un país tradicionalmente
católico era evidente. Provocarla a luchar apenas nacido el nuevo régimen era
impolítico e injusto; por consiguiente, insensato, y lo hubiera sido en cualquier
momento.
La otra vecina anónima que deja
su testimonio, a la que llamaremos en adelante Ramona, es una mujer que
sobrepasa los noventa años; hija del pueblo de Aranjuez de toda la vida; como ella se
define, de profundas creencias religiosas, vivió los horrores de la guerra: pérdidas de
familiares, hacienda y otros males:
Lo que pasó con lo del Sagrado Corazón
de Jesús no tiene nombre. Ojo el trajín que se trajeron con que le querían
tirar y al final lo consiguieron. Yo vivía entonces cerca de la iglesia y,
aquel día, ya comenzada la guerra, la gente se arremolinó alrededor de la
estatua de Jesús.
Fueron
concretamente cinco hombres que siguiendo las órdenes de dos concejales republicanos –Arminio
y Bustos– echaron alambres y maromos alrededor de Jesús y, con un carro y
mula, tiraron y al final fue al suelo. Fue un sacrilegio y una barbaridad lo que
cometieron. Recuerdo que la gente estaba como loca, enfurecida y gritando barbaridades. Al
caerse y partirse [la
estatua] quisieron tirarla todo ella al río, pero como no pudieron
porque pesaba mucho, solamente se llevaron la cabeza como si fuera un trofeo y la
echaron por el Puente de Barcas abajo.
Expresa que, aquel mismo día, uno de los concejales que
participó en la incitación de la gente, Arminio fue el que prendió fuego a
las puertas de la iglesia de Alpajés, después sucedió el saqueo y la destrucción
del templo.
IX. UN PROYECTO PARA LA RESTAURACIÓN DEL MONUMENTO
Transcurrida la Guerra Civil, los
círculos allegados a la iglesia comenzaron la restauración del templo, así como
de sus pertenencias e imágenes, aunque ya no se podría recuperar valores
antiguos; entre ellos la antigua imagen de la Virgen de las Angustias, no así
la del Sagrado Corazón de Jesús: Parece que aún resuena en mi oído la ultima
Salve que se cantó a la Virgen de las Angustias; ¡la Virgen de Aranjuez!, poco antes de que
fuera reducida, con su Parroquia, al montón de ruinas que hoy entristecen ojos y llena
nuestra alma de amargos recuerdos.
En cuanto al Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, quedó a salvo
por los acontecimientos que ya sabemos, excepto su cabeza. La reconstrucción de esta
imagen, se intentó realizar a través de los fieles que colaboraron mediante suscripción
pública, en la parroquia de Alpajés, terminada la
contienda civil. Una
publicación religiosa recogía así estos hechos:
Algunos piadosos feligreses,
apenas liberado nuestro pueblo y comenzados los primeros trabajos parroquiales,
se apresuraron a traer sus limosnas, que eran exvotos de gratitud, para cuando se
restaurase la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, profanada por la bestia marxista, que
profanó también, con ese acto salvaje, la piedad y fe de un pueblo, que en su fervor plasmó
la devoción en el sencillo a la vez que hermoso monumento levantado delante de la
iglesia parroquial. Es de esperar que la imagen se restaure pronto y que al mismo tiempo
que abrimos parte de la imagen restaurada, se coloque en su pedestal la imagen del
Señor. Pero hágase cuando se haga esta restauración, quiero dar en este número la
relación de donantes para este piadoso fin.
En efecto, al término de esta
explicación parroquial, se añadía una relación de personas, las cuales habían
donado cantidades de dinero que alcanzaban a trescientas ochenta pesetas. Era el comienzo
de una restauración que nunca se concluyó, porque bien entrados los años cuarenta,
se instaló en la base donde estuvo la imagen del Sagrado Corazón, una cruz de
madera. Finalmente, a mediados de la década de los años cincuenta del siglo XX,
siendo Regidor Carlos Richer López, la cruz y la base del monumento eran retiradas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar en La Voz de Aranjuez