Estos días estoy yendo a Madrid en Cercanías y es un sitio que te invita a pensar la necesidad imperante que tenemos de reaccionar y solucionar. Ya desde el parking te vas planteando cosas: si llego a las 5 puedo pillar sitio, y cada vez que me vaya alejando de esas horas en las que no están puestas ni las calles las posibilidades de encontrar aparcamiento se van acercando más a la opción de aparcar cerca de Palacio. Pero, ¿y si además tienes problemas de movilidad reducida? No he contado las plazas reservadas pero se me hacen pocas, o quizás muchas por otras reflexiones posteriores.
Consigues aparcar y te planteas, hacer la excursión, buscar un autobús para llegar a la puerta o que se haga una ruta en la que te vayan sellando las etapas. Pasas al edificio y hay que sacar los billetes. Para mi, fácil, pero vuelvo a ponerme a la altura de una persona que va en silla de ruedas. ¿Llegará a echar las monedas para pagar el billete? Pues algunos con bastante dificultad, y aunque tienen su autonomía necesitan una persona que les haga el favor. Puede parecer una tontería pero para algunas personas es importante demostrarse a si mismas que no necesitan a alguien y es un derecho tener la posibilidad de hacer las cosas en igualdad de condiciones que el resto de la humanidad. Nos queda otra opción, y es ir a comprar el billete en la taquilla, cosa que debes hacer si o si en el caso de tener la Tarjeta Dorada para poder beneficiarte del descuento. Y otro problema, ¿os habeis fijado a la altura que va la silla y a la altura que están los mostradores? Quizás en la estación no, pero no importa. Para hacerte una idea cuando estés delante de un mostrador ponte en cuclillas, agáchate un poco y comprobarás la sensación que tiene toooooodo el día una persona en silla de ruedas. Todo el tiempo mirando hacia arriba, y no somos conscientes de lo que ello conlleva. Podéis pensar, qué exagerada estás hoy…..pues pruébalo, y no un rato si no un día, y luego me lo cuentas.
Seguimos con las aventura, próxima prueba: pasar los torniquetes. Si, hay una puerta especial, pero si es un ciudadan@ de pleno derecho como todos los demás, ¿por qué le tienen que poner accesos especiales? No será más inclusivo habilitar entradas iguales para tod@s, evitando así que la persona tenga que solicitar que se le habrá la puerta o ayuda nuevamente.
Casi, casi hemos superado todo el proceso: pasas la puerta y ¡¡¡¡¡LA VÍA 5 ESTÁ CERRADA!!!!, La que queda junto al edificio está en obras. Me estás diciendo que ha aparcado el coche junto a la Ribereña, ha llegado hasta aquí, le han ayudado a sacar el billete, ha tenido que solicitar que me habrán la puerta y ¿¿¿ahora no puede subir??? Sencillamente me parece inaudito. También me podéis decir: Laura, esto es solo un tiempo, luego podrá…….Pues no, porque no todos los trenes están adaptados.
Además, no sólo quiero que se reflexione sobre la accesibilidad, aunque hay muchísimas leyes que obligan a ello pero sabemos que no se cumple ni de lejos. Hablo de algo más profundo que es la idea de que finalmente por circunstancias la persona puede sentir que hay ciudadan@s de primera y de segunda. No se gozan de las mismas posibilidades. Ya no es cómo se pueda sentir la persona por pedir ayuda, es que necesito a una persona en varios momentos, que esa falta de accesibilidad, imposibilita que coja un tren, y esa pérdida impide ir a una entrevista de trabajo, o a estudiar, o a disfrutar de tiempo de ocio, o a…………..Si no puede estudiar, le va a ser mucho más dificil poder acceder a mundo laboral, si no puede ir a una entrevista no puede conseguir un trabajo, si no consigue ese trabajo tiene que seguir cobrando una pensión, su socialización no será igual ni su nivel de autonomía ni su capacidad para emanciparse. Son muchas las pérdidas que se ocasionan en la vida de una persona porque un tren no es accesible, porque una estación no es accesible. Podéis pensar que hay más opciones, si quereis otro día pensamos en el autobús pero ya os aviso que la odisea puede ser aún más impresionante.
No seremos una sociedad competente, igualitaria y responsable hasta que no resolvamos todos estos problemas. Y mejor nos iría pensando que no es un gasto sino un inversión que repercute en la productividad y la sociedad. Pero ya sabéis que sólo es mi opinión…..
Laura Barreiro Marañón
Miembro de ACIPA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar en La Voz de Aranjuez